El concurso de acreedores es un procedimiento que normalmente no goza de buena aceptación, ya que muchas veces es entendido como un proceso derivado de un fracaso en la gestión y asociado a una ruina patrimonial absoluta.

Tampoco ayuda mucho que menos de un 10% de las empresas en concurso consigan superarlo.

Sin embargo, el objetivo principal del concurso de acreedores es el mantenimiento de la actividad habitual de la empresa. La solicitud del concurso no es un problema, es la solución para que las empresas puedan volver a ser viables tras una reestructuración total: estratégica, financiera, societaria, laboral y de la deuda.

Sin entrar en la normativa legal del proceso ni en su procedimiento, en base a la experiencia en la gestión de empresas en dificultades económicas y en concreto en la gestión de empresas en concurso de acreedores nos permite afirmar que la gestión de una empresa en concurso ha de focalizarse en los siguientes puntos:

  • Una vez detectada la situación de insolvencia, la solicitud del concurso tiene que ser lo más rápida posible. Cuando más tarde se haga, menos recursos tendrá la empresa para afrontar la situación, mayor será el riesgo para el empresario —que incluso puede incurrir en responsabilidades como administrador y tener que responder con sus bienes— y, sobre todo, más tardarán en aplicarse las medidas necesarias.
  • La prioridad tras un concurso es recuperar la imagen de la empresa y dar visibilidad del plan de negocio a corto plazo a los clientes, a los acreedores, a entidades de crédito, etc. Este plan de negocio a corto plazo —que puede formar parte del plan de viabilidad a largo plazo— debe asegurar la viabilidad de la empresa, permitir la salida del concurso y garantizar el pago de la deuda a los acreedores. Es fundamental convencer a los clientes de la viabilidad de la empresa para evitar que se vayan y poder recuperar a los clientes que ya se han ido. También debemos asegurar la continuidad de los proveedores estratégicos de la empresa. Al mismo tiempo, un cambio de imagen corporativa, una intensificación publicitaria y una mayor comunicación con el entorno es altamente recomendable para proyectar una imagen favorable de la evolución de la empresa.
  • No solo debemos recuperar la imagen de la empresa de cara al exterior, también debemos estabilizar a la plantilla que se considere necesaria y asegurar su futuro en la empresa. Esto es muy importante, ya que normalmente la empresa deberá pasar por un ERE o una reestructuración laboral importante.
  • Otra de las máximas prioridades a corto plazo será la de garantizar la liquidez de la empresa para poder continuar con el negocio. Es imprescindible que, una vez separadas las deudas del concurso, se paguen puntualmente las nuevas deudas, tanto de los acreedores como las nóminas del personal. Cualquier retraso en este aspecto cuestionaría la viabilidad futura de la empresa. Aunque todo esto no es fácil, ya que el concurso conlleva habitualmente la supresión del crédito bancario y la dificultad de encontrar nueva financiación. Así que el equipo gestor deberá buscar nuevas fuentes de financiación internas a través de la gestión del circulante (reducción de stocks, persecución de créditos vencidos, reducción de días de cobro a clientes, pactos con proveedores, etc.) o la venta o alquiler de activos no afectos a la explotación normal. También nuevas fuentes de financiación externas como entidades de factoring, nuevas aportaciones de capital, búsqueda de socios que vean la oportunidad de invertir a largo plazo (incluso con garantías personales), etc. En paralelo, también se deberán limitar las inversiones y los gastos innecesarios.
  • También consideramos totalmente recomendable la entrada de un nuevo gestor que pueda aportar una mayor experiencia, más objetividad y creatividad en la gestión durante este periodo de incertidumbre para la empresa. Este gestor, que debe asegurar la supervivencia de la empresa a corto plazo antes de focalizarse en el medio y largo plazo, tiene que jugar un papel fundamental de cara a garantizar la viabilidad de la empresa frente a terceros y debe mantener una posición de equilibrio entre la propiedad (propietario, familia, consejo de administración, etc.) y el administrador concursal.

Dentro de la estrategia de nuestra empresa respecto al futuro inmediato, aplicación de ERTES, realización ERE, posibilidades de PRE-CONCURSO, … existen múltiples herramientas que permiten la VIABILIDAD DE NUESTRA EMPRESA, para ello se debe actuar a tiempo y con asesoramiento profesional

Os dejamos un documento de CEF sobre los pasos a realizar en caso de concurso de acreedores.

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